Debe su nombre o topónimo al latino “spinus”, más el sufijo “-osa”, indicando éste abundancia, por lo que daría el significado de lugar abundante en espinas. Lo de “Villagonzalo” es un anexo localizador, que comenzó a usarse desde el siglo XIX, en recuerdo un primitivo poblado denominado Villagonzalo que existió en las cercanías, como granja o hacienda de un nombre godo llamado inicialmente “Gundisalvus”, luego Gonzalo.
Al finalizar el siglo XI, tres eran los lugares que formaban el actual término municipal de Espinosa de Villagonzalo: el entonces conocido como “Spinosa” con la iglesia de Santa Cecilia; el despoblado de “Villa Gonzalo” que contaba con la iglesia de San Juan; y Castrogonzalo, ya también despoblado.
Un siglo más adelante, en los últimos años del siglo XII, el rey Alfonso VIII donaría la villa de Espinosa de Villagonzalo a la orden de san Juan de Jerusalén pues ya era para entonces la única villa habitada.
Conserva Espinosa en su plaza un bonito crucero gótico del siglo XV, obra del entallador palentino Alfonso del Portillo y quien además fue regidor de la ciudad de Palencia en los años finales de ese siglo XV.
En el cementerio de esta localidad se conservaron, hasta el año 1932, unos restos de un friso con un interesante apostolado románico que en su día estuviera ubicado en alguna de las iglesias citadas. Tales restos, tras pasar a la iglesia parroquial, se llevaron lamentablemente, como otras muchas de nuestra provincia, al museo Marés de Barcelona.